El Secreto Mejor Guardado de tu Salón: Guía para Elegir Cortinas como un Profesional (Sin Morir en el Intento)
A lo largo de mi carrera, he pasado incontables horas en salones ajenos, midiendo ventanas y tocando metros y metros de tela. Y si algo he aprendido es esto: las cortinas son la pieza final del puzle, el elemento que puede hacer que un espacio pase de ser “una habitación con muebles” a un verdadero hogar. No es solo cuestión de estética, para nada. Hablamos de controlar la luz, de ganar intimidad y de esa sensación de calidez que lo cambia todo.
Mucha gente viene con una idea muy fija, a menudo sacada de una foto online, pero no siempre entienden el porqué de esa elección. Mi trabajo es, precisamente, desvelar lo que hay detrás: la física de la luz, el carácter de cada tejido y esos pequeños detalles técnicos que, créeme, marcan una diferencia abismal.
Antes de la Tela, la Función: Luz, Sonido y Temperatura
Antes de enamorarte de un color o un estampado, párate un segundo a pensar en la función. Una cortina, en esencia, es una barrera. Y su eficacia depende directamente de su densidad y composición. Un tejido bien tupido no solo va a frenar la luz, sino que también es un fantástico absorbente de sonido.

¿Tienes un salón con techos altos o suelos de baldosa que genera mucho eco? Pues unas buenas cortinas de terciopelo pesado pueden obrar milagros. No es magia, es pura acústica. Las fibras del tejido atrapan las ondas sonoras y crean un ambiente mucho más íntimo y silencioso. Francamente, es un cambio que se nota al instante.
Y lo mismo pasa con la temperatura. Para ventanas que reciben sol directo durante horas, siempre recomiendo tejidos con un forro térmico. Este simple añadido, que puede incrementar el coste unos 15-25€ por metro, es una de las mejores inversiones que puedes hacer. En verano refleja el calor hacia fuera y en invierno lo mantiene dentro. Esto se traduce en un ahorro real en la factura de la luz, así que al final se paga solo.
La Gran Decisión: ¿A Medida, Listas para Colgar o Te Atreves con el DIY?
Seamos honestos, el presupuesto manda. Y aquí tienes tres caminos principales, cada uno con sus pros y sus contras:

- Listas para colgar (Ready-made): La opción más rápida y económica. Vas a una gran superficie como Leroy Merlin o IKEA y por 50-100€ tienes un par de cortinas. ¿El problema? Las medidas son estándar y la calidad del tejido y la confección suele ser básica. Es una solución genial para salir del paso o para presupuestos ajustados.
- Hechas a medida: Aquí es donde entramos en el terreno profesional. El ajuste será perfecto, la elección de tejidos es infinita y la calidad de la confección es muy superior. Claro, el precio también. Para una ventana donde la opción prefabricada cuesta 80€, una solución a medida puede irse fácilmente a los 400-600€ o más, dependiendo del tejido.
- Hazlo tú mismo (DIY): Si tienes maña con la máquina de coser, esta opción te da lo mejor de los dos mundos: personalización total a un coste contenido (solo pagas la tela y los materiales). Pero ¡cuidado! Requiere tiempo, paciencia y precisión. Como decían los sastres de antes: “mide tres veces, corta una”.

El Alma de la Cortina: Guía de Tejidos sin Secretos
La elección del tejido es, probablemente, la decisión más importante. Cada material tiene su propia personalidad. Aquí te dejo un resumen basado en la experiencia:
Lino: Es el rey de lo natural y relajado. Su caída es preciosa y aporta una luz increíble. Pero, ojo, se arruga con solo mirarlo. Un lino decente puede costar entre 25€ y 70€ el metro. Su mantenimiento es delicado y tiende a encoger. Un pequeño consejo: busca siempre mezclas de lino con un pequeño porcentaje de poliéster. Mantienen el aspecto, pero son infinitamente más prácticas.
Algodón: El gran todoterreno. Es súper versátil, fácil de lavar y lo encuentras en mil colores y grosores. Un buen algodón, con cuerpo, rondará los 20€-45€ el metro. Su único enemigo es el sol directo, que se come los colores. Por eso casi siempre recomiendo forrarlo, sobre todo en tonos intensos.

Terciopelo: Si buscas opulencia, aislamiento y un bloqueo casi total de la luz, el terciopelo es tu tejido. Aporta una profundidad de color espectacular. Eso sí, prepárate para invertir, ya que un buen terciopelo de calidad no baja de los 40€-50€ el metro y puede superar los 100€. Su mantenimiento es solo en seco y es un imán para el pelo de las mascotas. Tenlo en cuenta.
Tejidos técnicos (Screen, Foscurit): Estos son los solucionadores de problemas. El screen es genial para controlar la luz sin perder las vistas, ideal para despachos o salones con un buen paisaje. El foscurit es el tejido opaco por excelencia, el que se usa en los hoteles para lograr oscuridad total. Son opciones más funcionales que estéticas y su precio varía mucho según las características técnicas.
El Toque Final: Confección y el Dilema de la Barra o el Riel
La forma en que se cose la cortina (la confección) define su estilo. La famosa “onda perfecta” es una opción muy moderna y minimalista que crea unas ondas uniformes y fluidas, pero necesita un riel específico instalado en el techo. Por otro lado, las tablas o frunces tradicionales son más clásicos, requieren más tela pero dan un aspecto más vestido y atemporal. Estos últimos funcionan genial con barras decorativas.

Ah, sí… ¿barra o riel? Un riel es más discreto y funcional, perfecto para la onda perfecta o para esconderlo tras una moldura. Una barra, en cambio, es un elemento decorativo más. Puedes jugar con los remates (los terminales) para que encajen con el estilo de la habitación. Regla de oro: para cortinas muy pesadas, como un terciopelo forrado, asegúrate de que tanto la barra como los soportes sean robustos y estén bien anclados.
¡A Medir se ha Dicho! El Truco para no Fallar
El error más común que he visto en mi vida es una mala medición. Recuerdo a un cliente que midió solo una vez, compró 10 metros de un lino carísimo y luego se dio cuenta de que la ventana era más ancha en la parte de arriba. Un desastre. Mide siempre el ancho y el alto en tres puntos: izquierda, centro y derecha, y quédate con la medida más grande.

Truco poco conocido: Para calcular el ancho de la barra o el riel, mide el marco de la ventana y súmale entre 15 y 20 cm por cada lado. Esto no solo da una apariencia más profesional, sino que te permite retirar las cortinas por completo, despejando toda la ventana para que entre el máximo de luz.
Y en cuanto al largo, tienes tres opciones:
- A 1 cm del suelo: El más práctico. Evita que la cortina coja polvo y facilita la limpieza.
- Justo a ras de suelo: Muy elegante, pero exige un suelo perfectamente nivelado o se verá torcida.
- Con arrastre: Dejar que la tela “repose” unos 5-10 cm en el suelo. Es un look más lujoso, ideal para tejidos con mucha caída como el lino o el terciopelo.
Para Casos Especiales (Y Cuándo Pedir Ayuda)
Si tienes ventanales enormes, ventanas en el techo o de difícil acceso, los sistemas motorizados son tus mejores amigos. Hoy en día, se pueden integrar con la domótica de la casa y controlarlos desde el móvil es una gozada. La instalación, eso sí, déjala en manos de un profesional, ya que requiere conocimientos de electricidad. Una instalación básica de un motor puede partir de los 250-300€, a lo que hay que sumar el resto del sistema.

Las ventanas con formas raras (arcos, triángulos…) son otro mundo. Aquí olvídate de las soluciones estándar. Requieren plantillas, un corte milimétrico y una confección muy especializada.
¡CUIDADO! Un Aviso de Seguridad que no Puedes Ignorar
Y no puedo terminar sin hablar de algo realmente serio. Si hay niños pequeños en casa, por favor, elimina cualquier estor o cortina que tenga cordones o cadenas colgando. El riesgo de estrangulamiento es real y devastador. La normativa actual exige sistemas de seguridad, pero mi recomendación es ir un paso más allá: opta por sistemas de varilla o motorizados. La tranquilidad no tiene precio.
Otro punto clave es el peso. Unas cortinas grandes de terciopelo forrado pesan una barbaridad. Asegúrate de que la pared donde vas a instalar la barra es sólida (cuidado con el pladur hueco) y usa siempre los tacos y tornillos adecuados para ese tipo de pared. Ante la duda, que la instalación la haga un profesional. Una barra que se cae no es ninguna broma.

Al final, elegir las cortinas adecuadas es una mezcla de técnica, sensibilidad y sentido común. Espero que estos consejos, fruto de muchos años de trabajo, te ayuden a encontrar la solución perfecta para ti y tu hogar.
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¿El error más frecuente al instalar cortinas?
Colgar la barra justo encima del marco de la ventana. Este simple gesto hace que el techo parezca más bajo y la ventana más pequeña. El truco de interiorista es instalar la barra entre 15 y 20 cm por encima del marco, y extenderla unos 20 cm a cada lado. El efecto es inmediato: la pared parece más alta, la ventana más ancha y el espacio respira con una elegancia renovada.

Lino lavado: Aporta una caída etérea y una textura orgánica inigualable, ideal para estilos relajados como el boho o el nórdico. Su principal inconveniente es que se arruga con facilidad.
Poliéster técnico: Ofrece una durabilidad excepcional, resiste la decoloración y apenas requiere planchado. Las nuevas microfibras de firmas como Vescom imitan a la perfección tejidos naturales con un mantenimiento mínimo.
La elección dependerá de tu estilo de vida: el lino para un look de revista que requiere cuidado, el poliéster para una elegancia práctica y duradera.

Según el Institute for Color Research, el 62-90% de la evaluación subconsciente de un producto se basa solo en el color.
Aplicado a tu salón, esto significa que unas cortinas en tonos océano o verde salvia no solo son una elección estética, sino una herramienta para crear un refugio de calma. Filtran la luz con una tonalidad serena, favoreciendo la relajación tras un día ajetreado.

Más allá del tejido, piensa en el sistema de sujeción. Un riel motorizado de marcas como Somfy, oculto en el techo o tras una moldura, permite que las cortinas floten de pared a pared con un movimiento silencioso y fluido. Es un detalle de lujo discreto que eleva la experiencia del espacio, fusionando tecnología y confort en un solo gesto.

El toque maestro: el doble cortinaje. Esta técnica, que combina un visillo ligero para el día con una cortina opaca para la noche en una barra doble, es la solución definitiva. Proporciona una versatilidad total en el control de la luz y la privacidad, a la vez que añade una capa de sofisticación y profundidad visual que transforma por completo la ventana.

- Terciopelo de algodón: Para un aislamiento acústico y térmico superior, con un acabado mate y profundo.
- Lino lavado: Aporta una caída fluida y un look desenfadado y orgánico.
- Seda salvaje: Un lujo con un brillo irregular que juega de forma única con la luz.
- Jacquard: Ideal para introducir patrones y texturas complejas con un toque clásico.
- Crean una sensación de mayor altura y amplitud.
- Visten la ventana con una caída más rica y elegante.
- Permiten abrir la ventana completamente sin que la tela estorbe.
¿El secreto? Una fórmula simple: mide el ancho de la barra (no de la ventana) y multiplícalo por 1.5 o 2. Esa es la anchura de tela que necesitas para un fruncido perfecto.