¿Te suena esta historia? Sales de casa con un maquillaje impecable y, a media mañana, parece que se ha derretido por completo. Es frustrante, lo sé. Después de años trabajando en sesiones de fotos bajo un sol de justicia y en eventos al aire libre con una humedad que se pega, he aprendido una verdad universal: cuando el maquillaje falla con el calor, casi nunca es culpa del producto. Es culpa de la preparación.
Cuando suben las temperaturas, nuestra piel se revoluciona. Es pura biología. Las glándulas sebáceas se ponen a trabajar a tope, producimos más grasa y, por supuesto, sudamos. Esa base de maquillaje que te salvaba la vida en pleno invierno, de repente, se convierte en una máscara que se desliza y se agrieta. Así que, antes de pensar en los colores de moda, vamos a centrarnos en lo que de verdad importa: la técnica.
Todo empieza aquí: una preparación de piel inteligente
Antes de coger una sola brocha, piensa en esto: si con el calor tus poros están más abiertos y tu piel más grasa, ¿qué sentido tiene aplicarle una crema hidratante súper densa? Es como echar más leña al fuego. El resultado es un maquillaje que “flota” sobre una capa de producto y grasa, sin llegar a fijarse nunca.
El cambio de chip es sencillo: pasarse a fórmulas ligeras. Un sérum de ácido hialurónico, por ejemplo, es una maravilla porque hidrata en profundidad sin añadir peso ni grasa. Puedes encontrar opciones geniales desde unos 8€ (como los de The Ordinary) hasta los 40€ o más, pero para este paso, los más económicos funcionan de maravilla. Encima, una crema en formato gel o una loción ligera es más que suficiente.
Un truco que puedes probar HOY MISMO: guarda tu crema hidratante en gel en la nevera. Al aplicarla fría por la mañana, no solo refresca, sino que el frescor ayuda a contraer los poros al instante. Es una pequeña victoria para empezar el día.
Y por favor, el protector solar no es negociable. Afortunadamente, atrás quedaron las fórmulas grasientas. Busca uno de tacto seco y “oil-free”. Marcas como Isdin o La Roche-Posay tienen opciones fantásticas que rondan los 15-25€ y que, de hecho, actúan como una prebase perfecta, dejando la piel lista.
Prebases: la herramienta secreta de los profesionales
Aquí va un secreto del mundillo: casi nunca usamos una sola prebase para toda la cara. Es lo que se llama “zoning” o aplicar por zonas. En la zona T (frente, nariz y barbilla), donde los brillos son el enemigo, aplico una prebase matificante, normalmente a base de siliconas. ¿Por qué? Porque rellena visualmente el poro y crea una superficie lisa como un lienzo.
Sin embargo, en las mejillas, que suelen ser más secas, uso una prebase hidratante o incluso un poco iluminadora para dar ese aspecto jugoso y sano que tanto nos gusta. Este pequeño paso, que no te lleva ni un minuto, marca una diferencia abismal en cómo aguanta el maquillaje a lo largo del día.
La base de maquillaje ideal según dónde vivas
El clima de tu ciudad lo cambia todo, y la base tiene que adaptarse. No es lo mismo luchar contra la humedad pegajosa de la costa que contra el calor seco del interior.
Si vives en un clima húmedo, tu principal problema es que el sudor no se evapora, se queda en la piel y lo arrastra todo. Aquí, las bases fluidas muy cubrientes pueden sentirse como una losa. Mi recomendación es optar por bases en polvo mineral o bases de maquillaje compactas. Se aplican con una brocha tupida y se funden genial, controlando los brillos durante mucho más tiempo.
En cambio, si lo tuyo es el calor seco e intenso, como el del interior de la península, una base demasiado mate puede ser tu peor enemiga. Resecará la piel a lo largo del día y acabará marcando cada línea de expresión. Para estos casos, las bases fluidas ligeras, de base acuosa y que prometen larga duración son tus mejores amigas. Unifican el tono sin acartonar.
Ah, y un consejo de oro: menos es siempre más. En lugar de embadurnar toda la cara, usa un corrector de alta cobertura solo en ojeras y granitos. Después, con una esponja húmeda, aplica una capa finísima de tu base. El efecto es de una piel perfecta, pero que sigue pareciendo piel.
Ojos que resisten: la magia de una buena fijación
El párpado es una zona naturalmente grasa, y con el calor, es el primer sitio donde las sombras acaban hechas un desastre en el pliegue. La solución no es comprar la sombra más cara, sino invertir en una buena prebase de ojos. Es, sinceramente, una de las mejores inversiones de maquillaje que puedes hacer (las hay excelentes por entre 10€ y 25€). Crea una superficie adherente donde el pigmento se fija y no se mueve en horas.
Para delineados a prueba de todo, olvídate de los lápices cremosos, que con el sudor acaban transferidos por todo el párpado. Pásate a los delineadores líquidos o en gel con fórmulas waterproof. Son tus aliados infalibles.
¡Cuidado! Estos productos son fantásticos, pero hay que retirarlos bien. He visto pestañas debilitadas por frotar sin piedad. Necesitas un desmaquillante bifásico. ¿Por qué? Porque tiene dos partes: una fase oleosa que disuelve los productos resistentes al agua y una fase acuosa que los arrastra. Simplemente empapa un algodón, apóyalo sobre el ojo cerrado unos 20 segundos sin frotar y verás cómo el maquillaje se disuelve solo. ¡Paciencia!
El truco para que el color en labios y mejillas no se desvanezca
Con el calor, los coloretes en polvo desaparecen y los labiales cremosos se desbordan. La solución definitiva: los tintes. Un tinte para labios y mejillas es un producto líquido que tiñe la piel de forma temporal. No añade textura, solo deja un velo de color que dura horas y horas.
Pero aplicarlo en las mejillas puede dar un poco de pánico. ¿Cómo hacerlo sin que queden dos manchas? Es fácil si eres rápida:
Pon un único puntito del tinte en la manzana de la mejilla. ¡Solo uno!
Inmediatamente, sin esperar, usa dos dedos para difuminarlo a toquecitos rápidos, llevándolo hacia la sien.
Repite en el otro lado. La clave es trabajar una mejilla cada vez y no dejar que el producto se seque.
En los labios, lo aplicas, dejas secar y encima puedes poner un poco de brillo si quieres. El color base no se moverá aunque comas, bebas o hables sin parar.
Los últimos toques: sellar y retocar como una pro
Ya casi estamos. El último paso es fijarlo todo. Usa un polvo fijador traslúcido, pero no lo apliques barriendo con una brocha, porque eso puede mover lo que hay debajo. Mejor, coge una borla, imprégnala de producto, quita el exceso y aplícalo a presiones suaves sobre la piel. Así asientas el maquillaje.
Después, un buen espray fijador es el broche de oro. Hay fórmulas para todos los gustos, desde las que matifican hasta las que dejan un acabado más luminoso. Un clásico que nunca falla es el de Urban Decay, pero hay muchas alternativas más asequibles en el mercado.
Y para los retoques durante el día, por favor, ¡no añadas más polvo sobre la piel sudada! Solo crearás una pasta. La solución profesional y mucho más higiénica son los papeles matificantes. Son láminas finas que absorben el exceso de grasa sin llevarse el maquillaje. Presionas suavemente en las zonas con brillo y listo.
Te lanzo un reto: prueba a usar papeles matificantes en lugar de reaplicar polvos durante una semana. ¿Notas la diferencia? ¡Cuéntamelo en los comentarios!
Como ves, conseguir un maquillaje que aguante el calor no tiene tanto que ver con los colores que eliges, sino con entender tu piel y usar los productos de forma estratégica. Son pequeños gestos y técnicas que, créeme, lo cambian absolutamente todo.
Bildergalerie
Papeles matificantes para absorber brillos sin añadir producto.
Un spray fijador en formato de viaje para reactivar y sellar.
Tu labial para un retoque rápido que levanta todo el look.
Un corrector en lápiz para cubrir imperfecciones puntuales.
¿El truco? Llévalo todo en un neceser pequeño y a prueba de fugas. Tenerlo a mano te dará una tranquilidad absoluta.
Un punto no negociable: La máscara de pestañas y el eyeliner deben ser waterproof. No
La elección de la base de maquillaje es más del 50% del éxito. En climas cálidos, tus mejores aliadas son las fórmulas ligeras, de larga duración y con acabado mate o satinado.
Líquidas ‘oil-free’: Ofrecen una cobertura modulable sin aportar pesadez. La Estée Lauder Double Wear sigue siendo la reina indiscutible de la fijación.
Bases en polvo: Ideales para pieles muy grasas, unifican y matifican en un solo gesto.
¿Papeles matificantes o polvos para retocar los brillos?
Empieza siempre con los papeles. Absorben el exceso de sebo sin añadir producto, evitando el efecto acartonado. Reserva los polvos compactos solo para un retoque más intenso, aplicándolos con una borla y a pequeños toques únicamente en la zona T, después de haber usado el papel.
Colorete en crema: Se funde con la piel creando un rubor súper natural que parece nacer desde dentro. Es perfecto para un look jugoso, aunque puede requerir retoques si tu piel es muy grasa.
Colorete en polvo: Su durabilidad es superior, sobre todo si se aplica sobre la base ya sellada. Es la opción más segura para eventos largos.
El truco pro: aplica el colorete en crema y séllalo con una finísima capa de polvo del mismo tono.
Un estudio de mercado reveló que el maquillaje puede perder hasta un 50% de su intensidad tras 4 horas en condiciones de alta humedad.
Aquí es donde un spray fijador como el All Nighter de Urban Decay cambia las reglas. Su tecnología patentada controla la temperatura de la superficie del maquillaje, creando un escudo invisible contra el calor, el sudor y los roces.
Consigue que los colores de las sombras vibren y no se alteren.
Evita que el producto se acumule en el pliegue del párpado.
Crea una superficie lisa que facilita enormemente el difuminado.
¿El secreto de profesional? No saltarse nunca la prebase de ojos. Un producto como el Primer Potion de Urban Decay es una inversión que transforma la duración de cualquier sombra.
Adopta la filosofía del
Labios a prueba de besos y de calor:
Exfolia suavemente los labios para una superficie lisa.
Rellena todo el labio (no solo el contorno) con un perfilador del mismo tono.
Aplica el labial, presiona un tisú sobre los labios y, a través de él, aplica una ligera capa de polvos translúcidos.
El spray fijador no es un capricho, es una necesidad. Rocíalo en forma de
¿Sabías que la zona T (frente, nariz y barbilla) puede tener hasta un 40% más de glándulas sebáceas activas que las mejillas? Por eso es siempre la primera zona en delatar el calor.
Spray Fijador (Setting Spray): Su misión es
¿Es posible un ojo ahumado en verano sin que se mueva?
¡Por supuesto! El truco está en las texturas. Usa una sombra en crema de larga duración como base (las de Kiko Milano o Charlotte Tilbury son fantásticas). Difumínala bien y luego séllala con una sombra en polvo del mismo color. El resultado es un ahumado intenso y a prueba de bombas.
Los tintes para labios y mejillas son tus mejores aliados contra el calor. Productos como el icónico Benetint de Benefit tiñen literalmente la piel, por lo que su duración es extrema. Aportan un toque de color que no se siente, no se transfiere y resiste roces, agua y sudor.
Las pomadas waterproof como la Dipbrow de Anastasia Beverly Hills ofrecen una definición y fijación perfectas para las cejas.
Los geles fijadores con color como el Gimme Brow+ de Benefit son la opción más rápida: peinan, rellenan y fijan en un solo gesto.
La clave: Elegir una fórmula que no se corra con el sudor para mantener la mirada enmarcada todo el día.
Busca siempre la etiqueta
Un gesto que lo cambia todo: en lugar de aplicar la base con una brocha, usa una esponja tipo Beautyblender humedecida (¡y bien escurrida!) con tu spray fijador. Conseguirás una aplicación más fina, un acabado de segunda piel y una duración increíblemente mayor.
El delineado que no te abandona: Olvídate de los lápices khôl cremosos para un look de larga duración. La mejor opción es un delineador líquido con punta de fieltro, como el famoso Tattoo Liner de KVD Beauty. Su fórmula se fija por completo y no se transfiere ni con el roce ni con la humedad.
Prepara tu piel la noche antes
Para un evento importante con calor, la preparación la noche anterior es clave para controlar la grasa del día siguiente.
Usa una mascarilla de arcilla para purificar y minimizar poros.
Aplica un sérum con niacinamida, un activo fantástico para regular la producción de sebo.
Termina con una crema hidratante en formato gel muy ligera.
La paciencia es una virtud, especialmente en el maquillaje. Espera al menos 60 segundos entre la aplicación de cada producto: deja que se absorba la crema antes del primer, y que el primer se asiente antes de la base. Este pequeño gesto marca una diferencia abismal en la duración final del maquillaje.
Polvo Translúcido: Universal y sin color, su única función es matificar y sellar sin añadir cobertura ni alterar el tono de la base. Ideal para la técnica del
¿Por qué se me cuartea siempre el corrector en las ojeras?
Suele ser por exceso de producto o falta de hidratación. Aplica un contorno de ojos en gel muy ligero. Después, deposita una cantidad MÍNIMA de corrector y difumínalo a toques con el dedo anular para fundirlo con la piel. Sella inmediatamente con una capa casi imperceptible de polvos sueltos muy finos.
Las herramientas son clave. Para sellar el maquillaje, cambia la brocha por una borla de terciopelo. Presiona suavemente los polvos sobre la piel en lugar de arrastrarlos. Este método fija mucho mejor la base y el corrector, creando un acabado aterciopelado y de larga duración.
